MATRIMONIO



Todos los sacramentos deben recibirse después de un meditado y profundo proceso de discernimiento, conociendo el verdadero significado y trascendencia de lo que se hace. El matrimonio, por supuesto, no es ninguna excepción; con la complejidad añadida de que cada uno de los miembros de la pareja debe plantearse antes de dar este paso si realmente está llamado por Dios a la vocación de crear una nueva familia y si ha elegido a la persona adecuada para formarla. En todo este proceso, nunca se debe olvidar que los votos nupciales tienen cierto sentido de irreversibilidad e indisolubilidad, pues "dejará el hombre a su padre y a su madre; y se unirá a la mujer para ser una sola carne" (Gen. 2, 24). Si bien los cambios en la sociedad han propiciado también cambios en la concepción y modelos de familias, en la mayor parte de los casos, el matrimonio viene a trazar un punto de inflexión, en el que los hijos abandonan el papel de hijos para asumir el de futuros padres. En el caso del matrimonio canónico, se hace a Dios partícipe de este cambio, para que esté presente en este nuevo hogar desde sus primeros instantes, y en cada uno de sus momentos venideros, en el respeto, amor y fidelidad de los miembros de la pareja, el nacimiento de los hijos, su bautismo y la educación de los mismos a la luz de la Fe.

A todas las parejas que, habiéndose planteado necesariamente esta vocación al matrimonio y han salido reforzadas en su unión y afecto, cuando se ponen en contacto con nuestros sacerdotes porque desean recibir este sacramento en la Real Basílica de Santa María la Mayor de Pontevedra, se les entrega el documento arriba incorporado, sobre las formalidades necesarias, actualizadas en septiembre de 2015. Se trata de un texto donde se incorporan y sintetizan los criterios y normas generales para celebrar aquí el matrimonio, así como las razones por las que se han establecido estos criterios, que no son fruto ni del azar, ni ni de la decisión personal e intransigente de alguna persona, sino fruto de la experiencia de las incontables bodas celebradas entre los muros de esta Basílica y del consenso de toda la comunidad representada a través de su Consejo Parroquial de Pastoral.


Únicamente añadir que el matrimonio canónico tiene plena validez jurídica en el estado español. En consecuencia, esto explica la responsabilidad que asume el sacerdote, como fedatario público, durante la tramitación del expediente y/o la celebración de este sacramento, cuya comunicación al Registro Civil correspondiente surte completos efectos legales. Así, es lógico que exista cierto nivel de acompañamiento y seguimiento de la pareja, previo a la propia ceremonia.

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